Oliver Rolf Kahn, nacido el 15 de junio de 1969 en Karlsruhe, Alemania. Kahn fue inscrito el 1975 en las categorías inferiores del Karlsruher, dando sus primeros pasos profesionalmente el año 1987 en el Karlsruher SC, el equipo de su ciudad natal en el que debutará 3 años más tarde, el 1990. El mayor éxito de Kahn con el Karlsruher SC fue alcanzar las semifinales de la Copa de la UEFA en la temporada 1993-1994. Permanecerá en sus filas hasta el año 1994, momento en el que el Bayern de Munich pagó 2'5 millones € (muchísimo dinero por un portero en aquellos tiempos) por sus servicios.
Los inicios de Oliver Kahn en el Bayern de Munich no iban a ser nada fáciles. De hecho, la temporada 1994-1995, la posterior a la de su contratación, sufrió un revés importante en su trayectoria profesional: una lesión de ligamentos cruzados le apartaba del fútbol durante medio año. Pero nada iba a impedir que la trayectoria de Kahn estuviese plagada de éxitos deportivos. Sin ir más lejos, lograba su primera Bundesliga la temporada 1996-1997. Luego llegarían otras 7 Bundesligas, 6 Copas de Alemania, 6 Copas de la Liga como títulos nacionales, y 1 Copa de la UEFA, 1 Liga de Campeones y 1 Copa Intercontinental como títulos internacionales, amén de la Eurocopa del 96'.
Sin embargo, todo palmarés lleno de éxitos siempre tiene en contraposición momentos ácidos y amargos, difíciles de dirigir. Y seguro que "King Kahn" sigue recordando en sus sueños aquella fatídica noche de un 26 de mayo de 1999, en la que el Manchester United y su equipo, el Bayern de Munich, iban a disputar la Finalísima de la Champions League en el Camp Nou. No hay para menos: en una de las noches de fútbol más dramáticas que se le recuerdan a este deporte, el Manchester United le remontaba un 0-1 al Bayern de Munich en los 3 minutos de añadido para llevarse el partido y la Final de la Champions League por 2-1. Y era Kahn el portero que defendía, por aquel entonces, la portería de los alemanes.
Se dice de este magnífico portero alemán que era orgulloso, arrogante y excéntrico, muy excéntrico; un ego difícil de combatir en un vestuario, un tipo difícil. Y probablemente así sea. Pero lo que nadie podrá poner nunca jamás en duda es que Oliver Kahn fue, durante la década de los 90s y los inicios del nuevo milenio, el mejor portero del planeta. De todas sus virtudes, cabía destacar el respeto que imponía a sus rivales, su presencia e influencia sobre el terreno de juego -no en vano le apodaban "King Kahn" o "El Titán". Era físicamente muy poderoso y también muy contundente, a la vez que ágil, hábil y rápido. Tenía muchísimo control sobre su propia área, lo que se traducía en salidas oportunas y contundentes: nadie se atrevía a disputarle los balones aéreos, propiedad de Kahn. En los uno contra uno el delantero jamás encontraba espacio, siempre muy bien achicado por el alemán, y en los disparos a media y larga distancia se lucía con sus palomitas a mano cambiada. Merece destacar, además, su habilidad para parar penalties que, entre otros, le dio al Bayern la tan ansiada Liga de Campeones del 2001 ante un Valencia que se encontró 3 veces con Kahn en la tanda de penalties.
Y a pesar de ser este el deporte de los goles en el que los que más destacan son los delanteros y en el que el protagonismo de los porteros suele ser mínimo en la consecución de títulos individuales, el mundo del fútbol le hizo un sitio al Titán. Y es que Oliver Kahn bien merece un capítulo aparte como caso excepcional: además de las múltiples distinciones individuales como mejor portero europeo (1999, 2000, 2001 y 2002) y como mejor portero del mundo por la IFFHS (1999, 2001 y 2002), fue Balón de Bronce por la revista France Football en dos ocasiones (2001 y 2002), recibió el Premio Yashin al mejor guardameta del Mundial de Corea y Japón 02' y fue nombrado Balón de Oro del Mundial de Corea y Japón 02', Mundial que perdió Alemania frente a Brasil por 2-1, siendo paradójicamente determinante el error de Kahn en uno de los goles y recibiendo un total de solo 3 tantos en contra en todo el Mundial.
Oliver Kahn era distinto a cualquier otro portero y a cualquier otro jugador; quizás era su peculiaridad lo que le hacía tan asombrosamente especial. Kahn reencarnó la figura del portero decisivo que ganaba campeonatos, y él supo hacerse un hueco en un fútbol poco atractivo para los guardametas. Y es que verle parar era una auténtica gozada, una exquisitez futbolística, un magnífico regalo para los ojos de aquellos que supieran apreciar su inmensa categoría, nunca exenta de espectacularidad.
King Kahn, eternamente omnipresente.
Gerard Caelles, Balón Raso.
Si os gusta el blog, os animo a que os unáis a la página de Facebook: http://www.facebook.com/pages/Blog-Bal%C3%B3n-Raso/103481106405760
Grandísimo portero, lo tengo en mi blog entre mi docena de estrellas de la década que ha finalizado.
ResponderEliminarMe era profundamente antipático, pero era un guardameta de muchísima altura deportiva.
Saludos, buen blog.
Me gusta tu blog, ¿te gustaria intercambiar enlaces? Mi blog es http://elblogdebruno1.blogspot.com/ Si aceptas dejame un coemntario en el blog.
ResponderEliminarSaludos.
Uno de esos porteros que siempre serán recordados por su espiritu más que por ser un gran portero, aunque también lo fuera. Todo un león alemán. Gran Homenaje Gerard, enhorabuena, si me das tu permiso ¿podriamos publicar tu entrada en nuestro blog con el enlace al tuyo y tu nombre? soy Dani, de Pelotas en Alemania y cualquier cosa relacionada con el futbol alemán es muy bienvenida
ResponderEliminarsaludos :)
@Machaco: Kahn creo que nunca fue de hacer muchos amigos, pero su calidad siempre quedó fuera de toda duda ;)
ResponderEliminar@Bruno_1: ¡Y tanto! No había visto nunca tu blog y a primera vista me parece interesantísimo. Le echaré una buena ojeada cuando tenga tiempo!
@Dani García: Por supuesto que puedes, será un placer que mi artículo esté en tu blog.
Gracias a todos por los comentarios!