martes, 15 de marzo de 2011

Fútbol, perdónalos porque no saben lo que hacen.

Y es que no lo saben. O parece que no quieren saberlo. Ignoran cuánto daño le están haciendo a un deporte que vive hoy día a merced de unos personajes -a partir de ahora "periodistas"- que no hacen más que atentar contra todo aquello que se les pone por delante con total impunidad alegando a la libertad de expresión y de opinión. Sin embargo, no es nada nuevo: desde que tengo conocimiento de causa llevo leyendo, en artículos y editoriales deportivas, referencias -nunca exentas de malicia- a teorías conspiracionistas para justificar, por encima de todo, una derrota. Para demostrar que, al fin y al cabo, ni saben ganar ni saben perder; que no son dignos de formar parte de la nobleza que la palabra deporte representa en sí misma.

Todo empieza a tomar sentido, para mí, a partir de la temporada 1999-2000. Era el inicio de un lustro negro para el barcelonismo, de la llamada "travesía por el desierto" de la que alguna vez han hablado jugadores como Xavi Hernández o Carles Puyol, que por aquél entonces ya formaban parte de la plantilla del FC Barcelona. Fueron tiempos difíciles. Temporadas de vacío. En el Camp Nou no se disfrutaba el fútbol y en el marcador nunca se reflejaban buenos resultados. Cinco años a la deriva de un equipo perdedor y victimista, de una afición aquejada y pesimista, de un periodismo barcelonista tan patético como llorón. Árbitros, árbitros y más árbitros. Ellos eran los culpables de los males de un club que acusaba la inestabilidad institucional que le asolaba. Los árbitros eran el foco del dolor, el chivo expiatorio. Eran los culpables.

Que el Real Madrid ganara tampoco ayudaba. El eterno rival en la cresta de la ola y nosotros, los barcelonistas, enterrados bajo tierra. Y es que los blancos paseaban sus emolumentos -y su señorío- por Europa como los más grandes, que lo eran, disfrutando de La Séptima la temporada 1997-1998, La Octava la temporada 1999-2000 y La Novena la temporada 2001-2002. En can Barça clasificarnos para disputar la máxima competición continental ya era toda una odisea, y esa acrecentada diferencia entre los dos grandes eternos rivales dolía mucho en el seno del FC Barcelona. Tanto, que cualquier excusa era válida para el "periodismo" barcelonista con tal de no aceptar una realidad que no escapaba ni a la vista de los más pequeños -yo tenía apenas 10 años.

Pero la situación no iba a alargarse eternamente. Después de la victoria de Laporta en las elecciones para la Presidencia del FC Barcelona, Frank Rikjaard se hacía con el cargo de entrenador y llevaba a un club abocado al abismo a lo más alto por segunda vez en su historia, conquistando la Liga de Campeones 2005-2006. Después de los éxitos llegó el fracaso, y tras un pequeño período de inestabilidad en el que el Real Madrid iba a hacerse con un título de Liga que el FC Barcelona tenía en sus manos, Josep Guardiola ocupaba el cargo de entrenador en detrimento del holandés. 

En su día Johan Cruyff creó; Carles Rexach continuó, y Frank Rikjaard consolidó. Hoy, Pep Guardiola ha confirmado la consolidación de una filosofía y ha cambiado la mentalidad de una afición que empieza a quitarse la máscara del victimismo. Ha calado hondo en el barcelonismo -él fue en su día una referencia como jugador-, que se siente ganador. Y, aún más difícil, ha logrado revertir la tendencia de la situación: nunca antes se había hablado de árbitros en Concha Espina, y hago clara alusión al término Villarato acuñado por el "periodista" Alfredo Relaño; nunca antes se había hablado de equipos que tiraban sus partidos contra el FC Barcelona en el seno del madridismo, y hago clara referencia a las palabras de Mourinho tras el once inicial que Manolo Preciado alinea en el terreno de juego, y nunca antes se había hablado de un trato de favor a los azulgrana en términos de calendario en el Real Madrid, y vuelvo a aludir a palabras de José Mourinho. Pero por encima de todo, nadie antes había cruzado nunca la línea que separa el desafortunado lloriqueo del atentado premeditado.

Y ya lo han hecho. Ayer, en la cadena COPE, Juan Antonio Alcalá adelantaba en el Partido de las 12 lo siguiente: "[...] y lo segundo, que es lo que va a traer bastante cola y va a ser bastante polémico, el Real Madrid va a pedir que haya controles anti-dopping serios -no la broma que hay ahora- en toda la Liga Española en Primera División. ¿Por qué? ¿Por qué le da ahora al Real Madrid con ir a la Federación y pedir -insisto, palabras textuales de mi interlocutor hace escasamente 20-25 minutos, controles antidopping serios? Porque cree el Real Madrid que los controles que hay ahora en la Liga son una broma, que son unos controles que no son absolutamente nada, piensa el Real Madrid que es necesario tomar medidas y meterse muy en serio en este asunto y va un poco más allá: el Real Madrid no entiende que Eufemiano Fuentes trabajara con un club de Primera División, el Valencia en concreto, en el pasado, curiosamente cuando ganó dos Ligas -todo esto insisto versión del Real Madrid, porque me conozco mis clásicos. El Madrid no entiende que en la época en la que el Valencia ganó dos Ligas hubiera contactos, aunque no era su médico oficial Eufemiano Fuentes, y el Madrid tampoco entiende que haya otros médicos de dudosa reputación que también están trabajando con el FC Barcelona. Con todo ello el Real Madrid va a pedir a la Federación Española de Fútbol próximamente -en cuanto tenga la fecha insisto que lo digo- más nivel de arbitrajes -hasta ahí supongo que poca polémica- y controles anti-dopping serios -palabras textuales- en Primera División [...] ". [1]

¿Hasta dónde vamos a llegar? De momento, el FC Barcelona "hasta las últimas consecuencias", como reza en su comunicado: "Ante las graves insinuaciones difundidas la pasada noche por la Cadena Cope, el FC Barcelona quiere expresar públicamente su absoluta indignación por estas infundadas alusiones que vinculan al Club con prácticas de dopaje y quiere manifestar su rechazo ante actitudes que no tienen nada que ver con el juego limpio y que afectan gravemente a la imagen de la competición deportiva.
El FC Barcelona exige una rectificación inmediata y anuncia que sus servicios jurídicos ya estudian las acciones legales que deben iniciar para defender el honor del Club, de sus técnicos, jugadores y servicios médicos, objetivo por el cual está dispuesto a llegar a las últimas consecuencias." [2]

Las cosas han cambiado. Se ha rebasado el límite que nadie antes se había atrevido a cruzar. Desde pequeños nos enseñan que uno es responsable de sus acciones y que debe asumir las consecuencias. Las asuman ahora, "periodistas".

Fuentes:
[2] http://www.fcbarcelona.cat/web/castellano/noticies/club/temporada10-11/03/14/n110314116288.html


Gerard Caelles, Balón Raso.


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