lunes, 24 de enero de 2011

Jugar con 12 es jugar con ventaja.

No van por ahí los tiros; no creo en las ayudas arbitrales. Así que anticipo que por este blog no me veréis defendiendo las teorias conspiracionistas que se defienden tanto desde todo el "periodismo" (?) deportivo de este país - y ya sabéis de quiénes hablo.

El objetivo de este artículo es reflexionar sobre el "Caso Alves". Según Johan Cruyff*, "Guardiola quiere que Alves se quede. Como con Touré. Pero lo que no puede ser, no puede ser", llegando a comparar la situación de Touré con la situación de Alves. No diré que no tienen nada que ver, porque sí que lo tienen: un equipo con muchos petrodólares quiere a un jugador que considera que debe ser mejor pagado -y está en su derecho. Pero esa, y solo esa, es la semejanza que podemos extraer de ambos casos.

Porque en lo deportivo no hay nada comparable. Absolutamente nada. De hecho, el principal inductor de la salida de Touré fue Busquets: Touré no jugaba tanto como deseaba porque el de Badía, de 20 años, irrumpía con fuerza en el equipo consolidándose como titular en la posición de mediocentro defensivo. Y precisamente por esto podíamos estar tranquilos, porque había un recambio de garantías -y de muchas garantías. He aquí la diferencia, y el consiguiente problema, con el "Caso Alves": absolutamente ningún jugador en el planeta puede sustituirle. Ni en la cantera, ni en la plantilla, ni en el mercado: ni Montoya, ni Adriano, ni Maicon.

Y no deja de ser cierto lo que dice Cruyff* "Dentro de la escala salarial del Barça, Messi es el número 1. Nivel 2: Xavi, Iniesta y Villa. Nivel 3: Piqué, Puyol, Valdés y, muy pronto, Busquets. A ti el club te ve en el nivel 3. Ahí es donde te ve." y no le falta razón: ni puede estar al nivel de Messi, ni puede estar al nivel de Xavi, Iniesta y Villa. Sin embargo, no por eso deja de tener validez el argumento deportivo basado en su rendimiento, así como tampoco deja de ser relevante que no hay nadie más para la posición que ocupa en el campo. He aquí la paradoja: no se le puede pagar lo que exige pero tampoco podemos permitirnos su venta. Así que la cuestión pasa a ser un asunto más que complicado de resolver con tal de contentar a ambas partes: al FC Barcelona y a Dani Alves. Pasa a ser una cuestión que inevitablemente llevará al club a romper, o bien con el equilibrio económico, o bien con el equilibrio deportivo.

Así que llegados a esta conclusión para mí inevitable, me posiciono partidario de romper el equilibrio económico. Ya tenemos el qué. El cómo, lo ignoro: ni manejo las cuentas del club, ni sé qué intereses se mueven en este tipo de negociaciones, así como también ignoro cuales son las pretensiones de Alves y cuales son las posibilidades que puede ofrecer la directiva; el cuándo, ya mismo: la renovación de Alves no puede esperar más; el cuánto, como el cómo, y el por qué, porque jugar con 12 es jugar con ventaja.

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