domingo, 20 de febrero de 2011

El "ai, ai, ai" culé.

Se empató contra el Sporting de Gijón 1-1 en un mal partido. Se perdió contra el Arsenal por 2-1 en el Emirates Stadium en una grandísima primera parte en la que no se pudo matar el partido (0-1) y en unos brillantes 10 minutos de la segunda parte del Arsenal que le sirvieron para remontar el partido (2-1). Y ayer ganó el Madrid contra el Levante en el Bernabéu (2-0) situándose a 2 puntos del FC Barcelona en la Liga BBVA.

Esta pequeña introducción es la crónica de una muerte anunciada para parte de la culerada. Para muchos de ellos, incluidos los que hace 4 días afirmaban que la Liga ya estaba ganada, la Liga ha pasado a estar perdida. Llámenlo pesimismo culé, el "ai, ai, ai" que tanto ha caracterizado a esta afición durante todos sus años de historia. Una sensación que nunca ha desaparecido de la mentalidad barcelonista, y que parece se resigna a desaparecer de la misma aunque los resultados actuales le obliguen a hacerlo. De hecho, lleva tantos años enquistada en el cerebro de los culés que no solo se antoja complicado extirparla con éxito sino que parece haberse acomodado como parte intrínseca e inherente del pensamiento culé.

Siempre hemos sido una afición sufridora y hasta temerosa. Del perder partidos ganados, eliminatorias sentenciadas y títulos encarrilados; del no ganar absolutamente nada en Europa durante décadas, del no oler ni saborear títulos, y del ser históricamente el segundo equipo de la Liga por detrás del Real Madrid es de lo que se ha nutrido el culé para hacer surgir esa mentalidad inferior. La mentalidad de un perdedor que pierde hasta cuando gana.

No reniego de nuestro sufrimiento, pues cualquier afición sufre con su equipo; no reniego de nuestro miedo, pues el miedo al fracaso es necesario para lograr el éxito. Reniego de los lamentos de perder cuando aún no se ha perdido, de los lamentos del fracaso cuando aún no se ha fracasado, del sentirse sentenciados cuando aún no se ha dictado sentencia. Tomar esta actitud como referencia con este equipo es perderle el respeto que tanto se han ganado durante 3 años de victorias y de más victorias, es no confiar en los que nunca nos dieron razones para no hacerlo. No somos nosotros los que debemos confiar en ellos, porque ellos ya no tienen que demostrar nada. Son ellos los que deben confiar en nosotros. Somos nosotros los que debemos demostrarles que, ganando o perdiendo, siempre tendrán nuestro apoyo. "You will never walk alone", que cantan por Escocia e Inglaterra...


Gerard Caelles, Balón Raso.


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